Con licencia para recordar

Tuve una amiga, de las mejores por cierto, que siempre insistía en la imperiosa necesidad de vivir el presente, de no planificar más allá de 24 horas y, por otra parte, de no abusar de los recuerdos.

Los recuerdos, nos guste o no, siempre están ahí y nos "atacan" sin avisarlo. Felices somos cuando recordamos algo bueno; una cara larga nos acompaña cuando el recuerdo no es de los mejores.

Hoy, un buen recuerdo me vino a la mente, uno relacionado con uno de los momentos más importantes en mi vida y por ello decidí recurrir a mi otro blog y extraer desde allí lo que fue mi primer post, y por ende mi primer escrito personal dado que carezco de diario de vida y soy pésimo escritor.

Estas palabras datan del 22 de Septiembre del 2005. Mucha agua ha pasado bajo el puente y si bien mis sentimientos siguen intactos, las circunstancias ya son muy distintas.

Los ángeles si existen...

Y no me refiero a aquella ciudad de la octava región o del estado de California en USA. No se han puesto a pensar en aquellas personas que aparecen o reaparecen en sus vidas cuando menos lo esperan y más lo necesitan??

Aquellas personas que aunque sea por pocos días te dan lo mejor de ellas mientras tú sólo puedes darles a cambio un puñado de tus peores días.

Bueno el punto es que a mi me ha pasado dos veces, una hace dos años y otra hace un mes. No importa si aquella persona tiene intereses o aficiones distintas a las tuyas, de todas maneras se interesa en tí y "sin querer queriendo" te hace replantearte las cosas. Una sola sonrisa, mirada cómplice, beso o un "te quiero" alegran tu vida y cambian tu andar.

El último ángel que apareció en mi vida se llama N., la forma en que la conocí es tan irreal, llena de coincidencias impensadas, que no tengo explicación para ellas. De inmediato hubo un feeling muy grande, yo estaba apesadumbrado por el futuro que se me avecinaba y ella descansaba en su casa antes de volver a la universidad.

Al tercer día recuerdo que me hice el invitado a su casa, vimos una pelicula, conversamos y pusimos sobre la mesa nuestras distintas formas de ser y actuar. Veía en ella a simple vista un físico espectacular, pero dentro de ella distinguí una luz...

...le salía por los ojos cuando me miraba, cuando me decía cualquier cosa...

...luego confirmaría el tesoro que ella significa. Ambos nos mostramos distantes, quizás tímidos e incrédulos por compartir ese momento apenas conociéndonos. Esa fría tarde (como casi todas las que compartimos) nos despedimos contentos, pero sin la certeza de volvernos a ver.

De ahí en más las palabras bonitas aparecieron mutuamente y la necesidad de vernos también. Lo concretamos y, sin temor a equivocarme, fue una de las mejores tardes de mis últimos dos años, la sentía cerca y no era por la cerveza, pude confiar en ella y sabía que estaba ahí a pesar de que yo estaba en otra. Ya la tercera vez,un partido de futbol paso a segundo plano y pudimos expresarnos libremente, ver que aunque distintos, interiormente somos parecidos. Nos despedimos esa noche con un te quiero, un beso a escondidas y mirada cómplice....

...era el comienzo de la semana más fatídica.

Sí, fatídica porque la U nos absorbió, yo por mi parte lleno de pruebas y ella con clases todo el día. Sin tener claro lo que sentía por ella la extrañaba, me hacía falta y sé que yo a ella también. Pero de repente todo cambió, volvieron a ella viejos recuerdos que por cierto no me incluían y apareció una tercera persona que a diferencia mía tenía más que palabras bonitas y regaloneos para darle. Alguien parecido a ella, con mucho en común, pero por sobretodo con una parte de su vida en común.

No puedo negar que reaccioné mal, aquel angelito en mi vida se iba tan rápido como llegó y yo no veía la forma de evitarlo. Me hirió profundamente saber que lo poco que hubo se desvaneció porque yo no podía estar ahí. Aquello que se veía tan real resultó ser un sueño, pero no del todo.

A pesar de que de un día para otro ya no era su "amor" ni tampoco blanco de sus "te quiero" su honestidad confirmó lo que siempre intuí: en verdad le importa lo que yo sienta. Fue todo tan raro que nunca me lo dijo en persona porque no había instancias para vernos y, por parte de ella en ese momento, tampoco ganas. Frente a lo que estaba sintiendo yo no era necesario en ese momento.

Hoy, cuando todo pasó y yo vuelvo a sentirme agobiado por la universidad, veo las cosas de distinta manera porque ella dejó una huella en mí, aunque yo poco pude dejarle a ella. Mirando el futuro sólo tengo palabras de agradecimiento para esa mujer increíble, que me dió un pedacito de su vida, de sus pensamientos, de su corazón y compartió conmigo gratos momentos y secretos.

No me queda más que desearle suerte en lo que se viene, que ojalá encuentre alguien como ella merece, que mezcle (humildemente) mi trato cariñoso hacia ella con la presencia en momentos trascendentales. Yo sé que tarde o temprano eso pasará y en ese momento, yo seré el más feliz.

De corazón espero que el destino tenga algo más preparado para nosotros, que la amistad que ansío forjar se extienda por mucho tiempo para poder compartir con ella nuestras alegrías y tristezas....juntos, pero no revueltos.

No tengo temor en decir que la hecho de menos, que la última vez que la vi estaba más hermosa que nunca y que sentí por momentos que ni ella misma sabía ue estaba haciendo en mi casa...pero al final, cuando pude verla a los ojos nuevamente, vi la misma luz del primer día que esta vez me decía: "estoy aquí, no me has perdido y por ahora quiero quedarme"....

...y vaya si es que lucharé por eso, por que se quede, ya que aunque pasen los años siempre tendrá un espacio en mis pensamientos, quizás no por lo que tuvimos sino porque estuvo conmigo en un momento clave, el más importante de mi vida académica.

Por todo esto y mucho más, te quiero amiga mía. Un beso y un abrazo a la distancia porque la verdad no tengo idea cuando te volveré a ver, será cuando tu lo desees por cierto, ya aprendí mi lección y siempre que tú o algún amigo me necesite estaré ahí.



De eso han pasado dos años y en verdad forjamos una amistad a toda prueba, pero que recientemente se desvaneció. Más de un día he estado triste por ello, pero a la vez recuerdo todo lo que crecí con ella y vuelvo a sonreir. Los ángeles sí existen, pero nosotros no tenemos derecho a hacer de alguno nuestra propiedad.