miércoles, 25 de julio de 2007

En la pega

Heme aquí, en mi primer post de mi segunda experiencia bloguera, esta vez pública. Para comenzar, como no hablar de mi principal preocupación hoy por hoy, la tesis.
Lo primero es reconocer que me gusta lo que hago, se me presentó la oportunidad, la tomé, me dieron media beca, la tomé. Existen opiniones encontradas al respecto, unos dicen que lo mejor es esperar a trabajar unos años, otros que lo mejor es hacer un magister de una y bueno, yo seguí esta última porque, recién tengo 24 años y la verdad es que no tenía intención de entrar a trabajar altiro, años ejerciendo habrán muchos.
El entorno en que me desenvuelvo es, por decirlo menos, peculiar. No hay oficina para estudiantes de posgrado, estoy en una sala de computadores común para los estudiantes de la especialidad y, aquí lo interesante, mis compañeros de sala son un poco extraños.
En primer lugar está D.A.. Como ingeniero siempre es llamativo trabajar con una mujer, pero este no es el caso. Si bien no soy prejuicioso ni etiqueto físicamente a las mujeres, lo que sí me importa es que sean femeninas. ¿Cómo le haces para decirle a tu compañera de trabajo: D. lávate el pelo por favor!! o bien, "D. no me interesa saber nada sobre el punto negro que te descubriste anoche o la espinilla que te está por salir"? Jajaja, matapasiones no sólo en el ámbito sentimental sino que en cualquier ámbito!! Cuando menos me festeja todas las tallas.
El otro individuo es J.M. Después de enterarme que un amigo muy cercano es gay, J.M. ha sido mi mayor profesor en el tema de tolerancia. Siempre de negro, pelado al cero salvo por un mechón de unos 15 centímetros en la parte delantera central de su cabeza, con claro sobrepeso y esa típica actitud de computín que al hablarte de software y hardware cree que tú, por ser ingeniero, debes saber de qué se trata me sorprendieron en un principio, pero hoy por hoy ya no me extrañan, es más me distraen un poco de mi pega. En desmedro de J.M. debo señalar su colonia o perfume...
...uta que es hedionda la porquería. En un principio pensé: "mmm, este es olor a yo no me baño y creo que el desodorante es milagroso o bien a yo me baño en la noche y creo no sudar en la noche", pero luego caí en cuenta que nadie puede andar así por la vida trabajando en un lugar cerrado y bueno, ya me acostumbré =/
Son personas un tanto extrañas creo yo, aunque quizás a ojos de ellos yo lo soy, aunque yo me encuentro muy normal :P
Mención aparte merece la secretaria que claramente fue "mina rica" en su juventud y trata de conservarse pese al paso de los años y que demuestra una buena voluntad envidiable cuando se le necesita y una disposición sin precedentes a curarse en los asados jajaja, notable.
Creo que ya me adapté o, quizás, ellos se adaptaron a mi. Pese a todo debo reconocer que tengo suerte, el ambiente es lo suficienemente ameno para motivar a trabajar, no sé si todos pueden decir lo mismo.

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